Al este de la capital, entre los fríos vientos del bioma de Abetal y las cumbres montañosas que rasgan los cielos, se alza el Reino de Kalheim. El reino donde la Justicia y la Libertad son los más altos preceptos, cada alma, sin importar su origen, posee el derecho de decidir su propio destino, siempre que lo haga con honor, respeto y valentía. Kalheim, la más vasta y noble de las comunidades, es el refugio para aquellos que buscan redención y la morada de quienes anhelan vivir con dignidad y hallar la muerte con honor.
El reino se rige por una Monarquia, en la cual la monarca Eira junto con su consejo real gobierna con sabiduría y firmeza, guiando a su pueblo.
A su servicio se encuentra el Círculo Privado, un consejo de sabios y guerreros escogidos entre los más prudentes del reino, cuya palabra orienta las decisiones de la corona en tiempos de paz y guerra. En las tierras de Kalheim, la Libertad de Culto es una ley inviolable. Cada ciudadano tiene el derecho de rendir homenaje a los dioses o fuerzas que su espíritu elija, siempre que tales creencias no atenten contra la paz del reino ni profanen las leyes que lo rigen. En Kalheim habita un pueblo fuerte y fraterno, forjador de un ambiente de armonía y respeto.
Sus habitantes se ayudan unos a otros, compartiendo el pan y la palabra cuando es necesario. Todo forastero que cruce las puertas de la ciudad hallará en Kalheim hogar y abrigo, pues aquí toda alma de buena voluntad recibe una cálida bienvenida, y ningún corazón justo conoce el desamparo.